Hay un final feliz?...

Esto del Messenger parece una herramienta muy liviana para lo que en verdad puede llegar a significar, se debe tratar de un tema netamente estético, no puedes usar caritas, emoticons, esas como animaciones y etc si lo que vas a comunicar es realmente duro. Ya había notado algo extraño en el nick del Coke, “fuerza negrito”, luego saludé a la Val y me contó, me dijo que andaba mal y me la tiro en seco, - murió el papá del negro Andrés.
Todo mal, el negro fue mi mejor amigo en uno de los períodos más extraños de mi vida, con el tuve mi primera banda de rock, con él lloré los caprichos de mi primera novia, nos emborrachamos las primeras veces, grabamos un unplugged en el living de su casa con una cámara en horrible estado que tenía mi viejo, hicimos presentaciones en vivo con nuestra banda en los lugares más extraños, cicletadas, colegios, galpones, bares y fondas, hicimos a mi juicio una de las primeras bandas tributo, cuando nadie hablaba de bandas tributo, se llamaba “coma” y tocábamos Nirvana, compusimos mis dos primeros temas juntos, ensayamos en un millón de partes, inolvidables las “Iván Sessions” en Sta Magdalena, también hay un registro audiovisual, jaja, recuerdo cuando le llevamos de regalo a Iván (dueño da la sala de ensayo y alcohólico mal), una botella de un licor dulce, se la tomó como en tres tragos y se durmió, esa tarde ensayamos hasta caernos de cansados.
No podía fallar, se había muerto el papá del Negro Andrés y aunque soy el peor en estos contextos, no podía fallar.
Hace años que nos dejamos de ver, por esos motivos que no se saben bien, cambios de casa, cambios de rumbo, que se yo. Además siempre lo he dicho, el concepto de amistad para mi es difuso y complejo, como tantos otros que indican tal ves que el difuso y complejo en definitiva debo de ser yo.
Cuando la Val me contó tomé mi celular y lo miré por varios minutos, que mierda le digo si su padre hacía un par de horas que había dejado de respirar. Puede sonar todo lo cursi posible, pero en verdad para estas ocasiones soy el menos indicado. Mensaje de texto, pensé, y lo decidí mientras por los parlantes de mi computador sonaba The Sky is a Landfill de Jeff Buckley.
“Ya no nos vmos mucho, pro no puedo dejar d enviarte todo mi apoyo, mucha fuerza hno. Un abrazo, Mauro Fredes…”
Que más puede ser, que más se puede decir, no se. Recuerdo que cuando falleció mi abuela, quien estuvo conmigo desde casi al nacer, viví como una especie de bloqueo mental en varios momentos, un trance en donde el entorno desaparece y uno se siente despojado de parte interior de su cuerpo, sientes nauseas y nada de lo que pasa a tu alrededor parece coincidir con lo que tu estás sintiendo, eran lapsus como de diez minutos en episodios puntuales, recuerdo uno muy claramente al subirla al autofunerario.
Hoy pasé a buscar a mi madre en la mañana y fuimos a la misa del papá de Andrés, me sentí nervioso, entramos y primero mi mamá saludó a la tía, por supuesto que mi vieja se emocionó hasta las lágrimas, luego la saludé yo, y después al negro… le di un abrazo fuerte, no me salían las palabras, no lo veía de años y ahora estaba despidiendo a su viejo, sentí que se puso a llorar más fuerte, fue un largo abrazo, solo atiné a decirle que estaba con él, y que su viejo había sido un gran tipo.
El papá del negro era de esos viejos gigantes y barbudos que por presencia demuestran sabiduría, tenía una voz ronca inigualable, y su humor era como sacado de la manivela, como si su circulo de amigos estuviera más cerca de Julio Jung y Andrés Rillón que de administrativos fomes y de vidas monótonas.
Al finalizar la misa se acercaron a sacar al tío de la iglesia, Pedro, un ex compañero de colegio y amigo en común con el negro me llamó para que ayudara, sacamos al tío entre varios, yo miraba el suelo y pensaba que no quería realmente estar ahí, que no quería cargar a nadie en su ataud para despedirlo.
Tal como yo estuve frente al auto que se llevó a mi abuela vi a Andrés en un estado extraño, me acerque pero no quise decirle nada, muchos lo tocaban, le decían cosas, lo abrazaban, el solo lloraba cada ves más fuerte mirando como acomodaban el ataúd de su vejo en ese auto que parece ser el más feo de todos los autos. Mi vieja me dijo que me despidiera de él, pero le dije que no, que luego le llamaría, que prefería no decirle nada en ese momento. Cruzamos la calle y nos fuimos, los cementerios me descomponen.
Es triste que circunstancias como estas reúnan a viejos amigos, parientes, ex novias, conocidos, etc., pero más triste aun es darme cuenta que no hay despedida sin pena y que el final verdadero, por el que todos pasaremos, el que nos cierre los ojos, no sabremos jamás si es para un "nos vemos" y yo creo que por eso nunca será un final feliz.