viernes, junio 16, 2006

La aplanadora en Chile...

El power trío argentino brindo una cátedra de rock ante más de 1000 personas que con profunda devoción asistieron al Teatro Teletón.

No dieron un segundo de descanso, Divididos, el power trío más potente de Latinoamérica entró a las 23:15 hrs de la noche al escenario del teatro teletón dando los primeros acordes de NextWeek, imposible no invocar a Luca y esa big band llamada Sumo que revolucionó buena parte de los oídos de una reprimida Latinoamérica en los ochenta, luego avanzamos solo unos años cuando la que siguió fue Haciendo cosas raras del primer disco del trío; 40 dibujos ahí en el piso, fueron aproximadamente dos horas de rock a la vena, un recorrido variopinto por toda su discografía incluyendo los temas que los hicieron conocidos por estas faunas, Que ves, El Arriero, Sábado, Rasputín y La era de la boludez, todos himnos tocados de manera notable, en un comienzo con el bajo de Arnedo un poco alto de volumen dejando en evidencia su ansiedad y virtuosismo al momento de golpear las cuatro cuerdas, Mollo haciendo rugir su guitarra en cada uno de los cortes y Catriel Ciavarella dejando en claro que llegó para quedarse, y que nada tiene que envidiar a Collado, Gil Solá o al monstruo Araujo, ya que su despiadado, adolescente y avasallador estilo al golpear los tarros encajan de manera perfecta para armar lo que a buena hora llaman la aplanadora del rock and roll.

Un show para mas o menos 1200 personas, "ya sabemos que podemos contar con ustedes" señala Ricardo en medio del concierto dejando claro que no van a pasar nuevamente cuatro años para volver a ver la misa del rock como bien decía en el lienzo que extendieron sobre el escenario los propios músicos.

Vida de topos, Ala delta, por el aire como un tiburón, el 38, oh Dios que boludo, cielito lindo, la rubia tarada, entre muchas más, hacían corear, saltar y bailar a un público que sabía a lo que iba y que con devoción admiraba la performance que brindaba una de las agrupaciones más sólidas que nuestros vecinos Argentinos nos han dado, no faltó quien se subió sobre los hombros de un amigo para tirarse con los brazos extendidos sobre la masa de gente que se agolpaba junto al escenario, ni quien logró atravesar la valla de seguridad para saludar a Mollo sobre el escenario antes de finalizar el show, rituales obligados ante una banda de las características de este trío.

No faltaron tampoco los homenajes a los gurues, un tema de Hendrix y otro de led zeppelin, los elegidos para poner la guinda a una noche redonda, una notable comunicación entre músicos y asistentes, un sonido a ratos aplastante (no puede ser de otra forma, aunque a mi juicio suenan mejor al aire libre) y una lista de temas como tenían que ser, Divididos vino a saldar una deuda y lo hicieron con creces, es una lastima que una banda tan sólida no tenga una convocatoria como para ponerlos en un Teatro Caupolicán o en un Estadio Victor Jara, es una lástima que existan tipos que le rinden pleitesía a grupos como La Renga o a Weichafe (no tengo nada en contra de ellos), pero me parece casi irresponsable que no pongan la atención necesaria a la aplanadora.
Pero bueno, como bien lo dijo Mollo acá estaremos nosotros para la próxima, perros fieles, por que debe haber próxima, por que cada cierto tiempo a un país a veces tan parco y fome como Chile le hace falta que le pase una aplanadora por encima.

martes, junio 06, 2006

Yo no quiero un amor civilizado...



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..o el texto más enredado, del tema más enredado, en el momento más enredado...

No tengo parámetros cuando del corazón se trata, no uso manuales de mantención de parejas, actúo en forma irracional y a pulso, a veces con miedo, otras envalentonado, a veces atolondrado, otras muy precavido, es todo esto lo que tal ves me perjudica y no me permite mantener una compañera el tiempo que quisiera, puede que sencillamente no tenga la forma correcta de amar, puede que lamentablemente jamás la encuentre o no me la enseñe nadie acá.

Nunca le di títulos a mis relaciones, me subo a un barco particular cuando me encuentro con la otra mitad, una nave en donde se crean códigos nuevos, un mundo lleno de sorpresas en donde procuro hacer durar el mayor tiempo posible la exquisita duda de no saber en definitiva con quien estamos viajando y tomar con calma cada novedoso encuentro con lo que no había visto detrás de esos ojos, sea bueno, sea malo, sea lo que sea.

Prefiero no programar horarios de llamada, soy de pocos paseos por el parque y menos salidas al mall, trato de no coordinar lo que haremos de aquí a dos semanas, me cuelgo de todo lo espontáneo que pueda ser el relato y trato en la medida posible de no dejarme llevar por mis miedos e inseguridades. Nunca puedo completamente con ello los fantasmas son inevitables y aparecen desde cualquier parte.

Me da pena cuando las cosas se me van de las manos, cuando tengo que reconocer que no se puede vivir arriba de una nave o de un barco, cuando me dicen a la cara todo lo inmaduro que soy, cuando de un momento a otro hay que dejar de conversar para empezar a discutir cosas, me revienta que mis relaciones se transformen en algo así como un microsistema de estrategias política, en donde se debe buscar fórmulas, en donde se debe levantar mesas de diálogo para llegar a acuerdos. Podrán decirme que entonces como?, que así jamás podré tener una relación duradera y miles de peros, es así, soy honesto, no hay momento que disfrute más que el primer mes de mi relación, es en definitiva un acto catártico en donde me pliego a buscar la forma de encender la mecha que disparará la bengala en donde yo y ella hemos decidido posarnos.

El amor en su estado natural dirán algunos, el amor, el amor, a veces miro a los lados y lo veo como una imposición social, no puedes dejar de existir sin haberte enamorado alguna ves, no puedes caminar tan como si nada si no has probado nunca de esa fruta.

Creo en las antenas paralelas, en los estados en frecuencias similares, me incomoda compartir el tren pero no el carro, me incomoda por la otra parte, me incomoda el forcejeo, la ansiedad de quedar en la velocidad precisa y el móvil correcto, las cosas deben tomar su curso natural, creo, aunque varias veces ya se me han cortado los frenos.

Me tomo mis historias como canciones, será por eso que son cortas?, no lo se, son discos incompletos a veces y un par de larga duraciones por ahí. Desde las vísceras dejo todo, tomo los aviones, los trenes y los buses necesarios, pero los discos se acaban, las canciones por muy lindas que sean tienen un acorde final.

Me enreda hablar de esto por que me enredo siempre con todo esto, y ahora a pesar de lo enredado trataré de ser lo más cuidadoso, es otra canción, es otro relato, es como un tema de Symon Joyner, de Bob Dylan, de Ellioth Smith, de Belle and Sebastián, siempre son así, con dos o tres acordes hermosos pero una letra compleja, que le vamos a hacer, nos gusta tanto la música… pongamos play.