Quien resistirá cuando el arte ataque?...
Cuando a “brillantes” productores se les ocurre mantener las visitas anuales de la Compañía de teatro francesa Royal de luxe a nuestro país se aseguran del alto impacto visual en cualquiera de sus propuestas, este año con “La pequeña gigante en busca del rinoceronte escondido” se sobrepasó los límites de toda imagen que uno pudiera pensar, provocando en masa una conducta traducida al sueño cumplido de una ciudad entera.
Los gigantes existen por que todos fuimos alguna ves pequeños, todos alguna ves vimos al resto del mundo como gigantes y luego fuimos nosotros los gigantes para el resto del mundo. Son tantas las traducciones o lecturas que podemos encontrar en esta propuesta que es una locura buscar una sola respuesta de la verdadera intención, objetivo y consecuencia de esta obra, partiendo por la más básica, por el hecho de hacernos volver a ver como niños en tiempos en donde los acontecimientos, los medios y las políticas en general nos agotan asumiendo que ya hemos perdido toda inocencia, observando a cada segundo como los lados más oscuros del hombre hacen perder casi por completo la posibilidad de volver a soñar, quien diría que una niña de nueve años nos salvaría de esta oscura tesis.
La pequeña nos puso a todos en un mismo grupo etareo, eran los padres alzando a sus hijos y los hijos alzando a sus padres para poder ver de cerca el paso tranquilo de una amigable niña de ojos transparentes que salvaría la ciudad de los destrozos de un gigante animal.
Nos salvaría de un rinoceronte maldadoso, será que vino en el momento justo?... ya que de animales maldadosos por estos lados estamos llenos, como nos hubiese gustado que junto con encerrar al rino también hubiese puesto entre rejas a un montón de señores encorbatados que aun no resuelven temas que para todos nosotros parecen ya estar más claros que el agua, acaso no creerá nuestra Matter Michelle que el gran tamaño de la pequeña lograría tapar ciertos desordenes presentes?... esperemos que no, me quedo con la salvación que traerá, con el lado justiciero de la fábula que deseo se traduzca a la mayor cantidad de esferas posibles.
Dos días me acerqué a ver a esta pequeña revolucionaria, la primera me junté con la Monk, no la veía hace tiempo así es que aprovechamos de ponernos al día, la vimos durmiendo junto a un paradero y un jeep destrozado por el rinoceronte cerca de Patronato, mientras dormía se escuchaban grillos, respiraba tranquila y a veces entreabría su boca tal como uno lo hace. La gente se agolpaba tranquila y fotografiaba cada detalle de nuestra amiga, yo me concentré en sus zapatos, me parecieron hermosos e ideales para su look, no pude esperar que despertara por asuntos laborales, pero me fui pensando que esto no iba a ser cualquier montaje de los franchutes, esta ves se extralimitaron a favor de todos. Luego pensaba en lo extraño que somos para encontrar motivos para agruparnos y reaccionar, un loco nos invita a empelotarnos y corremos, otro nos trae a una muñeca gigante y también nos volvemos locos, será la carencia de ciertas libertades lo que exacerba nuestros sentidos y lados más sensibles, reaccionamos al shock disfrutando como nenes de pecho, tal como debiéramos disfrutar también de cosas más sencillas, pero pareciera que nos cuesta más.
La segunda ves fuimos con Su al Bellas Artes, la vimos dormir y esperamos a que despertara comiendo unos sándwich vegetarianos en un café del sector. Luego nos encontramos con “Su” sobrina, Antonia y “Su” hermano, fueron los ojos brillando todo el rato de la pequeña Anto y su emoción casi exagerada la que me reindicó que no estábamos ante cualquier y simple trámite. El caos comenzó con media hora de retraso, la banda que acompañó a la pequeña dio sus primeros acordes y empezó a levantarse, la melodía del grupo era como un afro-funk muy pegajoso, ritmo perfecto para el pasivo andar de esta gigante que provocó un colapso con la cantidad de personas reunidas esa tarde, si no fuera por una brisa fría que corría de ves en cuando creo que no estaría escribiendo esto. Le saque algunas fotos, incluso la filme unos segundos preocupado por los rápidos ladronzuelos que se comentaba rondaban y se aprovechaban de la masiva concurrencia. Me vi mirándola boquiabierto tratando de interpretar e interpretarme, vivirlo y contarlo es necesario, gracias a la royal de luxe, nos vemos el próximo año, confirmé que aun soy un niño chico, independiente de toda mirada lo disfrute demasiado y feliz, si, ellas tenían razón, soy un pendejo de mierda.