viernes, febrero 08, 2008

La perdida de Zombi…

Por el cariño que dan los años me fue imposible no ponerle nombre a mi auto, era White Zombie en un principio, finalmente derivó a Zombi y luego a Zombito.

Casi nadie sabía que le llamaba así, era algo entre el auto y yo, por que claro, es un hecho que a un lugar en donde pasas sentado gran parte de tu vida debes tomarle cariño, uno crea un lazo fuerte y así como a tu mascota, a tu equipo de música o a tu disco favorito, también terminas por querer a tu auto.

A zombito lo habían tratado mal varios flaites, le pasaban quebrando vidrios, quitando su radio y empeñados siempre en llevárselo, era un auto tan nerd como su dueño, desordenado y desprolijo, con un pincho de los Rolling Stones colgando de su espejo y mil canciones, saliendo por sus parlantes siempre. Un montón de papeles, libros, revistas y discos dando vuelta en sus asientos y una que otra botella de ice tea vacía usada en días de resaca.

Me acompañó en momentos durísimos, fue víctima incluso de fuertes y varios accidentes como también de placenteras jornadas de diversión.

Por que sin duda un auto se mimetiza y adquiere cierta personalidad del dueño, todo lo que había ahí pertenecía a mi, desde el volante de la programación de la batuta, tirado desde el año pasado, hasta el disco compilado de Rock Nacional, que me había hecho hacía horas antes.

Se lo llevaron el Lunes a la noche, sentí una explosión y me dio una puntada en el estómago, me quedé como dudando, a los tres minutos salí a mirar y zombito ya no estaba.

Denuncias a carabineros, la llegada rápida de mi viejo e incondicionalmente de Su, burocracia carabinerística y otras hierbas, pero más que todo el sentimiento de angustia, pena y rabia de saber que un par de malditos desconocidos se habían llevado MI autito para hacer quizás que estupidez.

Fue la herencia directa de mis abuelos y era ese hecho también el que obligatoriamente le otorgaba un sentimiento real, paso a ser un clásico como me dijo Javier, duele lo místico señaló Sebita, por algo desde arriba el viejo permitió que se lo llevaran recalcó un tío.

Pero bueno, son perdidas materiales recuperables, de esas que van y vienen, que vienen y van. Aconsejo a todos que cuiden aquellas cosas que ustedes saben, sin necesidad de mostrarlo al mundo, tienen un valor emocional que logra transformar el objeto a más allá de lo que simplemente es, Sin duda Zombito era ya mucho más que un Nissan V16 medio viejo.

Y la paradoja no falta, los gusanos deben haber puesto la radio y al momento de sonar deben haber escuchado está canción... viene a ser lo último que escuché en el auto...