viernes, marzo 10, 2006

Papelitos...


Me cambié de depto, les conté?... bueno si, me cambié hace como una semana, proceso extraño, agotador, caro e interminable, no sabes la cantidad de cachureos que puede acumular un melómano, las cajas fueron más de las presupuestados, y el material en desuso demasiado.
Ahora ya estoy casi instalado, el cambio de locación implica también otros cambios, el depto está bueno, tengo estacionamiento en subte, habitación suite y un closet gigante. Mis viejos muebles no vienen al nuevo entorno, así es que hay que hacer adquisiciones exclusivas para el nuevo hogar, las idas y venidas al home center serán seguidas, mal necesario ad-hoc a mi giro.

Encontré miles de papelitos, escritos viejos, libretas, agendas, hojas sueltas, cuentos, etc. En verdad impresionante la cantidad, hay algunos bastante buenos, muy sentidos, de los primeros años de universidad, de los últimos del colegio, de mis primeros días en Santiago, muchos.
Al principio escribí en papelitos, han ido quedando a pesar de su debilidad, imagínense, hojas de cuaderno sueltas, de libretas, de tacos, cosas que se deberían perder con facilidad, de hecho muchas deben haber muerto en el camino.

De los papelitos pasamos a las computadoras de la U, las primeras veces en forma tímida y prolija recolecté momentos espontáneos en “mis documentos” y fueron quedando ahí o dentro de disquetes que luego llenaría de fotos de películas y entrevistas hasta que aparecía un Virus y se comía toda mi intelectualidad en dos segundos.

Hasta que compre mi propio PC. Llegaba medio borracho después de las tardes más largas en los patios de la universidad y me instalaba en frente de la pantalla a disparatar razones de mis ojos abiertos, eran escritos medio malditos, o pseudomalditos, de esa típica época en que nos da por odiar respirar y todas esas cosas. Tampoco eran escritos eternos, salvo los cuentos de los talleres que tenía que imprimir y leer delante de todos, esos quedaban luego en una carpeta, la que aun tengo en una caja junto con los papelitos. El computador también es finito, le entró un Virus tremendo y perdí gran parte de la carpeta de relatos y otras hierbas.

Luego llegó la onda net, empecé a mandar cosas por correo, a amigos y no tanto, les mandaba comentarios de cine y de música, y pequeñas columnas, una especie de semanario .com sin título, nadie sabía muy bien para donde iba la cosa y como usar esta maravilla denominada Internet. De los escritos nunca supe, las respuestas están borradas y algunos de los contactos también.
Y llegamos a los blogs, la maravillosa opción de al fin concentrar tus vómitos y paisajes en un lugar en donde no desaparecerán (hasta el momento) con el plus de que además puedan acercarse a ellos todos quienes quieran o pasen y estimen conveniente además dejar sus comentarios.

Pero tanta producción tecnológica como que nunca me movió mucho el piso, y la idea constante de que al fin te van a leer tampoco es algo que me supere, encontrarán contradictorio que haga este comentario acá, pero es parte del juego, todos caemos, nos encantamos y después de un tiempo como que nos aburrimos, si es que no nos metemos con todo.

El reencuentro con esos papelitos fue agradable, hay escritos realmente fuertes, antes de empezar a escribir esto mi idea era traspasar un papelito al blog, pero me dio la sensación de estar dañando su esencia, quien sabe, tal ves más adelante lo haga, mientras tanto los voy a reubicar en un lugar más delicado, y voy a buscar esa libretilla negra para volver a andarla trayendo a donde quiera que vaya.

No es necesario cambiar tanto, esas pequeñas cosas a veces hacen mejor que el más grande de los giros que puedas llegar a dar.