jueves, julio 29, 2010

La felicidad por mil...


Tantas son mis emociones que esta ves si que no encontraré la expresión precisa, saber que ya emprendió su viaje mi pequeñ@ hij@ me trae algo de ansiedad, nervios y mucha felicidad, son tantas las cosas que quiero transmitirle, mostrarle y dejarle ver por si mismo.

Lo mejor de la vida es dar vida, siempre lo he pensado así y hoy es nuestro turno, no me cuestiono si estoy preparado o no, es tan solo felicidad la que nos envuelve y la que estoy seguro le transmitiré en cada etapa de su viaje.

Una ves escribí una carta a un futuro hijo, y llegó el momento de estamparla acá, de registrarla en cierto modo, para comenzar a sacar afuera todos estos deseos y ánimos que me surgen cuando damos los primeros pasos de lo mejor de nuestras vidas. No puedo dejar de expresarle todo mi amor a mi compañera, a mi amada mujer de los ojos más expresivos del planeta, a mi querida Ange.

Bueno, la carta dice así:

Siempre he soñado dos cosas, leerte cuentos antes que te duermas y mostrarte canciones con mi guitarra, nunca imaginé escribirte una carta, ni menos hacerlo cuando aun no nos miramos a los ojos. Pongo alguna canción amigable, busco la inspiración indicada, pienso que este escrito debe ser nuestra primera caricia, una tierna y sencilla melodía.

Me pregunto por donde empezar, no tengo prisa esta ves, trato de pensar en la primera película que te mostraré y se me vienen a la mente un montón, recuerdo algún lugar al que me gustaría llevarte y pienso en Niebla, en el Sur, en la terraza de la casa de Pichilemu, en alguna plaza cerca y linda. Imagino cuanto harás sonreir a tus tías, a tus abuelos, te va a gustar esta loca familia, ya verás!.

Imagino tu espacio y veo muchos colores, será tan tuyo, serás tan nuestro, tus cojines con forma de parlantes, radios y micrófonos diseñados para ti, algún instrumento a tu medida dando vueltas por la habitación, alguna canción de tu agrado sonando a cada rato y montones de libros desparramados con historias fantásticas sobre viajes en barcos gigantes, tiernos y amistosos monstruos de color azul y coloridas ciudades perdidas.

Siento también un leve temor, el de no entregarte mi amor en la forma correcta, de reprimir en ves de enseñar, de inculcar en ves de mostrar, de dirigir en ves de guiar, de sobreproteger en ves de cuidar, pero tengo a la ves la certeza de lo feliz y bien que nos harás, completarás mi forma, alimentarás el amor, creceré contigo en cada movimiento, en cada paso, en cada palabra, me harás mucho mejor persona. Trataré de no cometer aquellos errores que he visto y vivido, conversaremos demasiado y caminaremos cuando el clima este tibio, tendremos nuestro pequeño planeta con una mirada solo tuya y mía.

Llevarás el mejor nombre que podamos encontrar para ti, quizás no tendrás todos los juguetes que quieras, ni podrás ir a jugar a cada lugar soñado, por lo mismo espero que crezcas tolerando la frustración, con cariño sincero a todo lo que tengas a tu lado, valorando la amistad, amando a tu familia, disfrutando las cosas sencillas y con la certeza de tenerme contigo por siempre, tratando de ser el mejor papá del mundo.