Cortos y no tan cortos informes sobre mi última visita a Buenos Aires…
Episodio 1
Sobre el encuentro “Aquí, allá y en todas partes”,
Biblioteca nacional 6 y 7 de Dic.
Buenos Aires, Argentina.
Nadie lo puede negar, la guitarra de palo volvió a invadir nuestros oídos acá y en la quebrada, el revival del minimal concept y la canción de autor se sitúan hoy entre los formatos más atractivos, interesantes, fáciles de distribuir y promover, digerible, amigable y sin dudas la principal forma de autogestión de hoy en día. Pareciera ser que todo se inicia hace un par de años, coincidentemente tras un reposicionamiento absoluto del patriarca Bob Dylan re-situado como el verdadero eje de un movimiento que dura, perdura y se reinventa, sonoridad que hoy incluso se da al lujo de coquetear con la electrónica y las maquinitas haciendo ver su infinita posibilidad de vigencia, reinvención y notoriedad.Pero la cosiaca esta no se queda solo acá, y claro, nuestros queridos vecinos argentinos están en la misma, tan así que otro montón de bares de la capital trasandina cada noche se deja aterrizar los acordes de músicos como Coiffeur, Lisandro Aristimuño, Juan Stewart, Julieta Rimoldi, Alvy Singer (en la foto de la izquierda), Flopa, Pablo Grinjot, Ezequiel Borra, Pablo Dacal, Martin Buscaglia (Uruguay), Gabo Ferro, Ariel Minimal, y varios otros más.
El título del encuentro es sacado de uno de los primeros conciertos múltiples de autores realizados en Buenos Aires en el teatro La fábula en 1966 y se lleva a cabo 41 años después con charlas, foros, venta de discos y presentaciones en vivo durante dos días; una cruza reveladora del surgimiento de las raíces del rock argentino como movimiento y de cómo esos preceptos se retoman y calzan hoy tan frescos como la mejor fruta de temporada. Con invitados tan míticos como Pipo Lernoud, Emilio Del Guercio, Litto Nebbia, Miguel Grinberg, Javier Martinez y Edelmiro Molinari entro otros, y a su ves tan actuales como Aristimuño, Ezequiel Borra, Gabo Ferro, Juan Ravioli, Juanito el cantor y Nacho Rodríguez; la idea es sacar conclusiones, encontrar respuestas, escuchar y disfrutar.
El lugar es, como diría un porteño, impresionante, un edificio ochentero con intenciones de ser ultramoderno, su explanada es una especie de nave espacial gigante como plataforma para el aterrizaje de naves más pequeñas de refuerzo; no es casual entonces que la productora del encuentro se llame “La nave de los sueños”.
Hay de donde engancharse y comenzar la conversación, como hay bastante también para escuchar de fondo y apoyar los argumentos con las mismas canciones, el tema es interesante y entretenido, creo además que tiene para rato.

El encuentro ese día termino con presentaciones en vivo de Juan Ravioli, Flopa y un cierre magistral de Lisandro Aristimuño junto a Ezequiel Borra, todos en formato guitarra y voz, la mayoría con acústicas de madera vieja y cuerdas ultra usadas, conciertos íntimos, de tu a tu, a poquísimos metros del público sentados en el piso de esa explanada de diseño monumental con un fondo teñido de verde y aeroplanos pasando a la espalda de los músicos cada cierto tiempo, se me hizo estar dentro de una especie de máquina del tiempo y claro está que viajar de ese modo es más que agradable.







