miércoles, diciembre 19, 2007

Cortos y no tan cortos informes sobre mi última visita a Buenos Aires…


Episodio 1

Sobre el encuentro “Aquí, allá y en todas partes”,
Biblioteca nacional 6 y 7 de Dic.
Buenos Aires, Argentina.



Nadie lo puede negar, la guitarra de palo volvió a invadir nuestros oídos acá y en la quebrada, el revival del minimal concept y la canción de autor se sitúan hoy entre los formatos más atractivos, interesantes, fáciles de distribuir y promover, digerible, amigable y sin dudas la principal forma de autogestión de hoy en día. Pareciera ser que todo se inicia hace un par de años, coincidentemente tras un reposicionamiento absoluto del patriarca Bob Dylan re-situado como el verdadero eje de un movimiento que dura, perdura y se reinventa, sonoridad que hoy incluso se da al lujo de coquetear con la electrónica y las maquinitas haciendo ver su infinita posibilidad de vigencia, reinvención y notoriedad.
En santiago de Chile, uno de los centros de la depresión latinoamericana, los bares son invadidos cualquier día de la semana por los rasgueos inquietos de nombres tales como Javier Barría (en la foto de la derecha), Chinoy, Paz Quintana, Felipe Yaluff, Maria Perlita, Fernando Milagros, Caroklina, Leo Quinteros, Marcelo Vergara, Manuel Garcia, Felipe Cadenasso, Nano Stern, y varios varios más.


Pero la cosiaca esta no se queda solo acá, y claro, nuestros queridos vecinos argentinos están en la misma, tan así que otro montón de bares de la capital trasandina cada noche se deja aterrizar los acordes de músicos como Coiffeur, Lisandro Aristimuño, Juan Stewart, Julieta Rimoldi, Alvy Singer (en la foto de la izquierda), Flopa, Pablo Grinjot, Ezequiel Borra, Pablo Dacal, Martin Buscaglia (Uruguay), Gabo Ferro, Ariel Minimal, y varios otros más.

El título del encuentro es sacado de uno de los primeros conciertos múltiples de autores realizados en Buenos Aires en el teatro La fábula en 1966 y se lleva a cabo 41 años después con charlas, foros, venta de discos y presentaciones en vivo durante dos días; una cruza reveladora del surgimiento de las raíces del rock argentino como movimiento y de cómo esos preceptos se retoman y calzan hoy tan frescos como la mejor fruta de temporada. Con invitados tan míticos como Pipo Lernoud, Emilio Del Guercio, Litto Nebbia, Miguel Grinberg, Javier Martinez y Edelmiro Molinari entro otros, y a su ves tan actuales como Aristimuño, Ezequiel Borra, Gabo Ferro, Juan Ravioli, Juanito el cantor y Nacho Rodríguez; la idea es sacar conclusiones, encontrar respuestas, escuchar y disfrutar.

El lugar es, como diría un porteño, impresionante, un edificio ochentero con intenciones de ser ultramoderno, su explanada es una especie de nave espacial gigante como plataforma para el aterrizaje de naves más pequeñas de refuerzo; no es casual entonces que la productora del encuentro se llame “La nave de los sueños”.

Para el primer día (al que asistimos con Su), entramos al foro con Gustavo Alvarez Nuñez, Emilio del Guercio y Pablo Krantz entrevistados por un tipo joven, cruza entre estudiante universitario de música y percusionista de una banda reggae; la conversación se concentra en los primeros años, claro, los sesenta y su utópica intención, los exilios y auto-exilios de bandas de la época, los oleajes vividos entre el power de un Manal y la simpleza acústica de un Sui Generis o la intelectualidad de Almendra, y así hasta llegar a lo que vemos y oímos hoy, buscando respuestas a la transmutación de esta aventura que finalmente parece haber vuelto a sus inicios prácticamente de manera circular.
Interesante es entonces encontrar respuestas a este fenómeno, el cual podríamos plantear como propuesta subversiva a la aplanadora tecnológica que se montó desde poco antes de la aparición de Internet, pero quizás tampoco vaya por ese lado, ya que con las herramientas que esa misma aplanadora traía podemos jactarnos hoy de la belleza de por ejemplo las canciones de Juan Stewart o Gepe. Suponemos entonces también este revival como la recuperación de los inicios, de la tradición sonora, y nos enganchamos de esto para asumir el jugueteo de varios de estos juglares con el folclor de raíz, llámese un Lisandro Aristimuño o un Nano Stern.
Tendrá que ver también con la reafirmación de la palabra, el peso del lenguaje, en donde tres acordes pueden afirmar con premura la potente poesía punk de Chinoy, la furia de Flopa o la delicadeza de Juana Molina, volviendo de ese modo a contar la historia, o a expresar con profundidad y certeza lo que se quiere cantar, una iniciativa Dylaneana vigente también en este “fenómeno”.

Hay de donde engancharse y comenzar la conversación, como hay bastante también para escuchar de fondo y apoyar los argumentos con las mismas canciones, el tema es interesante y entretenido, creo además que tiene para rato.
El encuentro ese día termino con presentaciones en vivo de Juan Ravioli, Flopa y un cierre magistral de Lisandro Aristimuño junto a Ezequiel Borra, todos en formato guitarra y voz, la mayoría con acústicas de madera vieja y cuerdas ultra usadas, conciertos íntimos, de tu a tu, a poquísimos metros del público sentados en el piso de esa explanada de diseño monumental con un fondo teñido de verde y aeroplanos pasando a la espalda de los músicos cada cierto tiempo, se me hizo estar dentro de una especie de máquina del tiempo y claro está que viajar de ese modo es más que agradable.
Cito y recuerdo el encuentro “Rock de palo” y “Rock carnaza” realizados acá en Stgo y Valparaíso respectivamente, de los cuales se esperan segundas versiones remozadas pero no remasterizadas, por que claro, al parecer se trata de eso, de lo puro y natural, de lo cercano y real, mientras más en casa nos sintamos mejor se escucha y disfruta.
Nota de las fotos: Las tres primeras son sacadas de webs y las tres últimas son tomadas por mi, el de la foto de acá arriba es Lisandro Aristimuño en plena presentación ese día, sobre Lisandro está Flopa y sobre Flopa solo el lugar.