jueves, septiembre 08, 2005

Lo siento Bob





El último disco de Ariel Rot se llama Lo siento Frank, según una amiga en directa alusión a Sinatra, según yo, Frank puede ser cualquiera, un dealer, un doctor, un psicólogo, un sonidista. Un segundo disco mío se podría llamar Lo siento Bob, esta ves si en una directa alusión, a Mr. Bob, Bob Dylan, claro.

No se que me dio con Dylan, es decir, hace tiempo ya venía siendo un inspirador, sus discos están entre el desorden de todos mis otros discos, y tengo una que otra edición especial de revistas como Rolling Stone sobre él. Pero por que esa especie de cariño, por que no es una admiración tan estrictamente musical, pasa más bien por una cercanía emocional. Esos tres acordes bajo esa letra interminable a veces llega a doler.

El papá de Bob tenía un negocio de materiales eléctricos en Hibbing, mi viejo trabajaba en una ferretería en Linares, lo comerciante de mi padre no lo tengo, crecí escuchando un montón de música, inquieto, desordenaba los discos de Cat Steven y de Grand Funk que encontraba en casa y que eran de mis tíos.

La vida de Dylan no tiene mucha pomposidad, es más sencilla de lo que uno podría imaginar, cuando llegó a New York se enamoró perdidamente de Suze Rotolo al grado de salir con ella en la carátula de su segundo disco, una relación complicada de dos años, ella una activista política, él una especie de provinciano en búsqueda de oportunidades. Al llegar del sur yo me enamoré de Ximena, la inalcanzable tipa que se juntaba solo con hombres en el colegio, primero fuimos los mejores amigos, luego la pareja conflictiva con rollos que impedían por todos lados poder estar juntos y tranquilos.

Las canciones de Dylan indiscutiblemente hicieron historia, son parte del inconsciente colectivo universal, cuando en 1962 suena Blowin in the wind en el festival de New Port con Joan Baez y Pete Seeger nada volvería a ser lo mismo, esas 46 mil personas observando esa presentación son testigos de un cambio profundo en la dinámica compositiva, en la música, en la poesía en el modo de plantear una propuesta musical.

En 1975 Chile estaba paralizado completamente, y nacer en un país paralizado creo que trae consecuencias. Salí de mi vieja en el único hospital de la provincia, mi padre con resaca profunda y mi madre asustada y confundida, síntomas de un país entero, nadie sabía lo que iba a pasar de ahí en más, el miedo y la confusión estaba tatuado en cada uno de ellos, nací en un país quebrado, por todos lados castrado.

Diez años antes Bob viaja a Inglaterra y conoce a Beatles, un encuentro con The Animals llama la atención de Dylan por la sonoridad electrónica, los puristas empezaban a criticar sus concesiones con Bringing it all back home, un preámbulo de lo que se venía, dejar la de palo a un lado para algunos fue un insulto.

Cuando llegué a la capital todo parecía demasiado grande para mi, no podría con tanta información, los nuevos amigos iban un paso adelante y ponerme al día frente a ellos fue complicado, durante esos años algunos excesos formaban parte del juego.

En el 78 Dylan participa en The Last waltz, la película concierto de Scorsese en el Winterland en San Francisco despidiendo a The band, para el final de esa noche la bada junto a Neil Young, Dr. John, Neil Diamond, Clapton, Ringo, Paul Butterfield, Ronnie Hawkins, Joni Mitchell y Van Morrison cantaron I Shall be released, un temazo.

Canciones como esa son las que si estoy solo frente a mi computadora, con luz baja y un pucho a medio fumar, me hace dar ganas de llorar, la melancolía Dylaneana es distinta a todas, pareciera que todas las historias del mundo ya le ocurrieron a él y las hizo canción, los acordes country tiene la capacidad, generalmente, de desplazarte de manera más suave.

Por la misma época de The last Waltz Bob vive un período de transformación emocional profunda, que tiene que ver con su religiosidad, judío de nacimiento, encuentra nuevos motivos de fe en el cristianismo, estos cambios se acompañaron de discos de difícil comprensión inmediata.





Corre más viento cuando suena Dylan, hace más frío acá, o donde esté si suena Shelter from the storm, o Pancho and Lefty, a de ser por que me remite a un campo helado, o a algún día de esos en que se te helaba hasta el corazón, por dentro, no sabiendo bien si podrías seguir caminando, cada ves que rompo con alguien por ejemplo debería sonar de fondo en mi soundtrack un temilla de aquellos, de hecho Higth Fidelity cuenta con uno, Most of the time.

En el 85 Dylan participa en el Festival pro-etiopia y canta en el J.F.Kennedy stadium junto a Keith Richard y Ron Wood, imaginen ese trío de dinosaurios, tocan Blowin`in the wind, otra onda. Y uno acá full terremoto, sosteniendo vidas cuando nos llaman la atención con ese movimiento profundo, había que remecernos un poco, llevábamos mucho en la misma.

Las canciones de Bob Dylan, no son más que esas notas simples, esas que parecen tan cotidianas, como el pan con mantequilla, el café de media noche, la moneda para el pucho y el diario. Debe ser eso lo que me emociona, la cotidianidad también a la que remite, la simplicidad, como los campos, como en el campo. Creo haber sido más simple y cotidiano entre caminos de tierra, en donde costaba menos levantarse por la mañana y olía mejor, en donde los desayunos eran calientes, los almuerzos contundentes, todo parecía más rico, todo sabía más rico.

A estas alturas vamos a terminar expulsando fuego, nos meten chatarra por las orejas, los ojos y la boca, parecemos estar robotizados haciéndonos amigos por internet y trabajando mil horas para multinacionales explotadoras o simplemente tipos con el signo peso tatuado en la frente.

En la actualidad hay un revival de Bob con libro, disco y película incluida, por supuesto todos van a obtener un trozo de la tortita, conviene tener estás leyendas vivas e inventarles productos caros, pack, box set, libros y antologías quintuples. Pero tampoco se puede negar que de ves en cuando una dosis de nostalgia no nos viene mal, una de esas dosis en donde se reivindican lugares y momentos, en donde retomándolas desde este lado de la vida pueden sonar con más lógica, como todo este sin fin océano de canciones del viejo Bob, ahora suena más cuerda y linda it aint me baby, ahora cuando ya creo haber tenido alguna ves amor como siempre soñé. O puedo entender con mayor claridad Only a pawn in the air game, cuando sabemos que el poder para algunos es un juego.

Desparramé migas de la vida de Dylan y de la mía por que somos canciones, todos y cada uno, por que a veces las canciones funcionan como los libros, pueden retratar momentos, llevarte hasta allá, volverte hasta acá, en fin. La gracia de las canciones puede radicar en eso, hasta el momento debe de ser el modo de teletransportación más efectiva, e independiente de con quien sea, con Bob, con Neil, con el flaco o con Silvio, a quien no le gusta viajar.
Buen viaje...

8 Comments:

At 1:37 p. m., Blogger Paitoca said...

Ese mismo viaje, pero con Silvio..."Al final de este viaje"...excelente post, que facilidad para confundirte con Dylan.
Un beso,

 
At 7:06 a. m., Blogger Cpunto said...

si yo supiera tocar la armónica , y por lo que me gusta esa canción de dylan dbería aprender,
los viajes deben ser con música porque si no, uno entonces sólo va por una carretera,

 
At 1:52 p. m., Blogger Marce Infante said...

como ya te dije, fredes, este post esta en categoria publicable, si no fuera por el parrafo rabioso de dia de furia que sabes bien cual es.
bob nunca he enganchado con el. su voz me parece demasiado pastosa, prefiero quedarme con sus fotos (las que me mostraste) y una que otra cancion, casi siempre las tipicas, porque -lo confieso- jamas he oido un disco completo del señor dylan.
ah y entre el y su hijo...mmmmm, sólo por guapo me quedo con su hijo. aunque nadie le gana al mozuelo dylan de los sesentas.
notable fredes. imperdonables los errores, pero se que a ti no te importa la ortografia.

 
At 4:42 p. m., Blogger Miss Mag said...

Pues a viajar se ha dicho, claro que a mi Bob también me disculpará, pero no es de mis fanatismos.
Un abrazo.

 
At 12:47 p. m., Blogger Carolina Moro said...

Vaya, excelente gusto. El de Dylan y el que refleja o el que dispara sin pistola.

saludos

 
At 7:31 p. m., Blogger anibal said...

V / S ...

recien llegue acá siguiendo pistas de saladeamberque (poli me parece se llama). me gusto me entretuvo... piola las dobles vidas que se esconden en las esquinas y se encuentran en los acensores... ahí noh cachamoh...

 
At 4:15 p. m., Blogger Pilar said...

Soy tan ignorante en música... que verguenza, apuesto que si lo conozco!!! pero tendría que oirlo y te digo, prometo bajar algún tema de él.
Saludos desde Chillán.-

p.d.: me gustó la definición que haces de ti, me recuerdas un cuadro de Picasso... frenético...

 
At 9:29 a. m., Blogger Lucía said...

La vida de Dylan no tiene mucha pomposidad, es más sencilla de lo que uno podría imaginar, cuando llegó a New York se enamoró perdidamente de Suze Rotolo al grado de salir con ella en la carátula de su segundo disco, una relación complicada de dos años, ella una activista política, él una especie de provinciano en búsqueda de oportunidades. Al llegar del sur yo me enamoré de Ximena, la inalcanzable tipa que se juntaba solo con hombres en el colegio, primero fuimos los mejores amigos, luego la pareja conflictiva con rollos que impedían por todos lados poder estar juntos y tranquilos.




Eso sumado a Pancho, a Bob (no me confundas la vida), la armónica, los errores de ortografía y a tu verborragia habitual me hace pensar que soy tu Ximena, esperando al Caballero del Rey de España.

 

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