martes, febrero 22, 2005

La represión eterna (o cuando la transición es más larga que la dictadura). Escribo mientras leo a Fogwill.

  • A pesar de nunca haber pertenecido apasionadamente a algún movimiento político, desde que elegí el costado del camino para caminar por estas tierras mi apego a sido más cercanos a propuestas de izquierda y socialistas que a innovaciones derechistas o transversales.

    Me parece que el motivo más allá de pasar por rabias internas de lo que fue o pudo ser en un pasado cercano pasa más por las propuestas presentes que ofrecen estas posiciones políticas en un Chile aun con cicatrices. Dentro de una transición eterna, la más larga de latinoamerica creo, aun tenemos una derecha pegada a la sombra de una dictadura desestructurante y con todabía una actitud represiva, populista, dura y ambiciosa de poder. Y acá cito por primera ves a Fogwill en una entrevista reciente, pues bajo estas circunstancias yo también prefiero otras formas de repudio al orden social, como la resignación, la incredulidad, el trabajo honesto, el arte, el ascetismo más allá de tener que abanderarme yendo a imprimir mi firma a una casona vieja al centro de Santiago. Lamentablemente estamos rodeados de estas pirañas que no pierden la oportunidad de maquillar sus discursos de un populismo arrebatado para enfundárselo a viejecillas octogenarias o jóvenes sin educación con el solo fin de que tracen una raya junto a sus apellidos en las elecciones que vienen.

    Ya sabemos que somos el país en donde las tajadas de la torta están de la peor forma repartidas, y tiene mucho que ver con esas ancias patológicas del ser empresario derechista por no dejar que su curva baje en ningún momento. Demás también está mencionar que muchos de estos mismos batracios fueron los mayores inversionistas económicos de la dictadura de Pinochet y cito acá nuevamente a Fogwill en donde señala con conciente mirada que se debe juzgar también a los beneficiarios económicos de la represión. Ocurre en todas partes -también en la transición española- que los mayores beneficiarios de la represión y las masacres comparten el poder del Estado que juzga a esos pobres esbirros que, hay que recordarlo, ya eran dementes o imbéciles antes de que la edad terminase estropeándoles las neuronas.

    No podemos negar que vivimos entremedio de estas mismas ovejas que hasta tienen la idea de formar gobierno tras la máscara insólita y espeluznante de Lavin. Que tan cerca de nosotros están ampliando su virus y no podemos hacer nada más que resignarnos a tenerlos sedientos aun de más poder hasta que de algún modo lo consigan. Ellos si que creen que el dinero lo puede todo.

    Desde mi comuna admirada muchas veces por su pluralismo lamento darme cuenta que ese pluralismo es inexistente y que a pesar del esfuerzo de minorías hay una gestión dirigida a un segmento preciso que supuestamente nutre de votos en cada elección a quien es el actual edil. De lado quedan los más jóvenes a quienes tras un par de campamentos gratuitos pretenden lavarles el cerebro mostrándoce como benefactores sociales admirables cuan teresas de calcuta, pero se olvidan que personas como aquellas lo hacían sin afanes populistas ni asumiendo un voto detrás de cada plato de comida. De lado quedan jóvenes más letrados quienes no sienten ni esperan ya la oportunidad de plantear sus ideas en términos culturales o en otras instancias.

    Las gestiones culturales están ancladas a un circuito cerrado y exclusivo que no tiene conocimiento alguno de lo que pasa en la actualidad con respecto a muchos temas y toman estos procedimientos como oportunidades ecónomicas más allá de ver si lo que se muestra es o no lo que realmente la gente tiene interés de conocer o ver. Me podrán decir que esto pasa en todos lados, pues si es así que quieren que les diga. Cultura y dinero será tema de otro blog.

    Bajo estos parametros más vale dar un paso atrás y buscar en otras puertas oidos que más allá de pensar en signos pesos tengan la voluntad de crear y traspasar conocimiento y vida a todo tipo de público. Es una desilución pensar y reconocer que esta transición eterna está más cercana la represión de los ochenta que a un gobierno "socialista" y dirigido a la gente.

    Chile es un país que vive a medias, en donde todo se hace a medias, en donde no se terminan las cosas y nos cuesta desempolvarnos hasta los más sucios ropajes, prefermimos seguir caminando con las ropas manchadas y rodeados de las mismas basuras que nos ensuciaron, a pesar de llevar una transición más larga que la propia dictadura, esta transición huele más a quedar inconlusa que a cerrar ciertos procesos que podrían dar seriedad y beneficio a todos, Argentina podría caer en crisis económica cincuenta veces y salir a flote y nosotros aun nos tendremos que quejar por la suciedades internas que nos penan aun viniendo del pasado más indecoroso, por algo será que dicen que los argentinos aman su país y son más nacionalistas. En el culo del mundo parece que nos acercamos mas al centro del water que al borde, y el olor a mierda ahí es más fuerte.