jueves, agosto 06, 2009

Ajustados...

Un texto inspirado por el poema Los Justos, de Borges...


Daniel acaba de nacer, tiene solo un par de días, los cachetes rojos y dos pelos medio rubios en su cabeza, hoy lo llevan de la clínica a su casa. Llegando al que será su hogar por años sus padres lo muestran a Simón, su hermano mayor por 4 años, al ver al recién nacido comienza a tartamudear risas en forma nerviosa, luego se pone a saltar y a cantar el nombre del nuevo integrante de la familia en forma chistosa, como inundado de alegría. Angélica, la mamá, miraba a ambos con los ojos llorosos, al rato y luego de comer una torta y tomar algo se fueron todos a dormir.

A la mañana siguiente Angélica tomó desayuno tranquila, cereales, jugo de naranja y te de canela, mientras sus dos hijos dormían escribió un poema recordando la escena de la noche recién pasada; los saltos de Simón, la llegada de Daniel.

Por la tarde, después de almorzar, Angélica mostró el poema a su marido, Francisco, él lo leyó a solas, en su taller, en donde pinta gigantes lienzos con pinceles de todo grosor, formas, figuras y personajes en una línea casi infantil. Esa tarde hizo un gran cuadro de 5 x 7 metros, inspirado en el texto de Angélica, exponiendo en formas y colores lo que le habían provocado esas letras.

A la pintura le puso un título y el día de la inauguración de su exposición, la instaló a la entrada de la sala. A la inauguración asistieron un montón de familiares y amigos, todos lo felicitaban tanto por la muestra como por la llegada de Daniel, Francisco entonces les contaba lo del cuadro, del poema y de la reacción de Simón el día en que volvían de la clínica.

Javier, el mejor amigo de Francisco, músico y fabricante de calimbas, al entrar a la sala reparó en la pintura de 5 x 7 durante media hora, incluso se emocionó en un momento, decidió llevársela. Te doy lo que quieras, le dijo a Francisco, no pensaba venderla pero te la cambio por un box set con todos tus discos y un concierto privado el día que Daniel cumpla un año, le contestó contento.

Javier se llevó la pintura y la colgó en su sala de ensayo, la contempló por unos minutos y tomó su guitarra, compuso una canción inspirada en el cuadro, rasgueó y cantó una letra muy amigable, una melodía cálida.

Subió hasta el primer piso y llamó a Elisa, le contó sobre la pintura y le tocó su nueva canción. Elisa hacía trabajos audiovisuales y de inmediato imaginó lo que sería un Video para esa melodía. Al poco tiempo el trabajo audiovisual de Elisa, a propósito de la canción, estaba listo y consiguió mostrarlo antes del estreno de una selección de cortometrajes realizados por unos compañeros de Universidad. Al público le encanto, aplaudieron y rieron, más de alguno se emocionó.
Cristobal salió de esa sala de cine convulsionado, recordó una escena del video de Elisa en donde un pequeño le regalaba una rosa a una niña de su misma edad, fue así como en la esquina del cine compró una rosa azul para su novia.

Llegó a casa y llamó a Violeta, la miró a los ojos y le entregó la rosa, solo por que estás y por las cosas que se mueven para amarte más, le dijo sonriendo, ella se emocionó casi hasta las lágrimas, estamos en los días, le dijo al oído, fue así como se fueron abrazados hasta la pieza, gestándose esa noche la vida de Julián.