Fábula de tres hermanos...
La mejor película que he visto en lo que va del año trata de tres hermanos que motivados por una loca idea del mayor para reencontrarse viajan en tren (en el Darjeeling Limited), por la India y culminan su espiritual experiencia en una cabaña en el Himalaya en donde su madre vive recluida desde que se convirtió en monja. Como verás solo en un párrafo logré atraer tu atención y de seguro llegaste a pensar; que buena que debe ser!!. Pues si, es de Wes Anderson y es tremenda.
Wes Anderson, quien con Rushmore empezó a partirme el cráneo, esta ves lo hace con una profunda historia sobre tres hermanitos que nos muestran con actos y situaciones como abordar el desprendimiento del ser humano.
Recuerdo que una psicóloga una ves me dijo que yo parecía tener sobre mi frente una especie de cartel que decía; “persona abandonable”, aunque halla parecido una terapia de shock debo señalar que a estas alturas me parece lógico, ante todo debiésemos tener claro que la vida no será vida sin abandonos y que la forma de llevar esos lutos es de lo que finalmente aprenderás en esta carrera.
El reencuentro de los tres hermanos Whitman es puro en intención pero dramático en ejecución, la cruza de personalidad de estos tres ñoños con estilo refleja lo distinto que pueden llegar a ser tres personas unidas por los mismos padres y como esos perfiles los hacen asumir ciertos roles en forma natural.
Se da en todos lados, el mayor por ejemplo, siempre será quien debe dar el ejemplo, quien deberá “guiar” a los pequeños a buen puerto, quien llevara la palabra cuidado a cuestas por toda su vida, el menor por el contrario a de ser el protegido, emocionalmente más débil y eterna guagua, los ojos siempre serán dirigidos a él con cierta compasión.
En medio de escenarios inimaginables estos tipos se encuentran y desencuentran, se exponen y exponen su paso del tiempo con aquellos sucesos claves que remecen y marcan. El mayor (Owen Wilson) vive su vida tratando de buscar aquellas situaciones que se vean perfectas, pero que en definitiva nunca lo serán. El menor, (Jason Schwartzman) se retuerce enamorado de un caso perdido, mientras que el del medio (Adrien Brody) vive ensimismado y con miedo por la maduración obligada que te otorgan ciertas vivencias, como por ejemplo, la llegada de un hijo.
Inmaduros y neuróticos, miedosos y desconfiados, tiernos y despistados recorren los vagones de un tren perdido que recorre un país igual de perdido, mágico e inesperado. Toman sopas indias, compran serpientes de cascabel, se drogan con jarabes y gotas, se pierden en desiertos secos, “rescatan” niños de ríos violentos, asisten a rituales funerarios, se mienten y descubren, se pelean y se abrazan, se detestan y se aman.
Cada paso y vivencia parece un ritual en donde de a poco logran comprender y aceptar las instancias de abandono que la vida les a dado. Situaciones y símbolos que los llevaran en definitiva a estar más juntos y ser más ellos, comprendiendo que la mirada “sublime” que otorgamos a nuestros padres siempre tiene su vuelta a tierra, más allá de la muerte o de cualquier despedida es bueno tener conciencia del cursi fraseo que reza la Fabi cuando canta que “nada es para siempre”.
Una película que me conectó con mis propios hermanos, que me transportó a momentos y despedidas, a desprendimientos; de parejas, de familias, de gentes, que me enseñó desde el colorido mundo de Anderson cuan necesario es alejarse en un viaje tan solo para volver a acercarse. Lo bello es saber que a pesar de todo siempre podrás viajar…
Y bueno muchachos, les dejo entonces el trailer subtitulado...